Taller de sushi insulero

Hacía tiempo que no organizábamos una actividad para un grupo de insuleras por razones obvias debidas a la situación sanitaria que hemos estado viviendo estos dos largos años y que, aunque no hemos terminado, si nos permite hacer alguna cosa un poco más cooperativa, de las que nos gustan a todas en este espacio.

Lo mejor de los espacios como el nuestro, ya lo hemos dicho muchas veces, es el hacer comunidad, las paradas para tomar el café, a veces se alargan más de la cuenta (no os vamos a mentir) pero también nos enriquecen profesionalmente y, sobre todo, como personas.

En uno de esos cafés, lanzamos la propuesta a Nacho (uno de nuestros coworkers) de hacer un taller de cocina japonesa y recogió el testigo rápidamente. Nacho no es cocinero profesional, de momento, aunque si ha hecho varios talleres de cocina, podcast gastronómicos y, sobre todo, disfruta muchísimo hablando de cocina y también cocinando. Es una de sus pasiones y quien sabe si terminará haciendo de ello algo más que un hobbie … Nosotros, mientras tanto, nos aprovechamos de ello jejej.

Dentro de la cocina japonesa, nos decidimos por un taller de sushi porque nos parecía entretenido de hacer, sobre todo de cara a la elaboración y participación de todas en el proceso, y desde luego fue un acierto total.

Nacho se lo tomó tan en serio que nos preparó, antes del taller un dossier sobre lo que íbamos a hacer, fundamentos de la cocina tradicional japonesa, ingredientes, recetas, recipientes a utilizar, formas de cocción: ¡Todo un lujo!. Además, se sumó a la aventura otra compañera insulera, Sonia, que maneja increíblemente bien la cocina crudivegana y nos enseño a preparar, nada menos que: ¡un sushi crudivegano! … si ya sé que estaréis escépticos al leer esto pero de verdad que estaba espectacular de rico y muy sencillo de realizar, a la vez que sano y una forma excelente de comer verduras crudas.

Ya os adelantamos que nos lo comimos y bebimos todo 🙂 y eso que no paramos de saborear y probar piezas de sushi, según las íbamos elaborando, desde las 7 de la tarde hasta las 11 de la noche que nos íbamos para casa.

Antes de entrar en faena culinaria, y como parte del taller, Nacho nos mostró su colección de cuchillos (muchos de ellos japoneses) y nos explicó la importancia de un buen cuchillo, un buen afilado y una buena técnica, en una cocina como la japonesa en la que el corte del pescado para elaborar el sushi es una pieza clave

Comenzamos con el sushi crudivegano que Sonia nos mostró como elaborar. Tiene de base anacardos y coliflor cruda, en lugar de arroz, y que quedó así de bonito, sano y rico.

Luego ya nos metimos directamente con la elaboración del sushi de pescado, porque ya teníamos el arroz listo, con su proceso especial de preparación, lavados, cocidos especiales y aderezo con el vinagre de arroz , la sal y el azúcar . El pescado con el que elaboramos los bocados de sushi fue: salmón, atún, dorada y gallineta. Las láminas de alga nori, la combinación con verduras como la zanahoria o el aguacate nos dieron los ingredientes para «jugar» a las diferentes combinaciones y bocados.

Uramakis (los que tienen el arroz por la cara externa), los clásicos Makis y Niguiris (bolita de arroz y lámina de pescado), que de esos no tenemos fotos porque nos los íbamos comiendo sobre la marcha jeje

Acompañados por salsa de soja con toque de jenjibre y por el tradicional wasabi, que también nos preparó Nacho, os aseguramos que estaban deliciosos.

Para completar la tarde, Ignacio, (nuestro compi insulero experto en vinos) aportó los «caldos» con los que regar la cocina japonesa, que fueron vinos nacionales pero de elaboración especial como son las manzanillas y un vinos amontillado que maridan perfectamente con el sushi:

Manzanilla pasada en rama Xixarito
Manzanilla los Caireles
Amontillado Cayetano del Pino

El PAN JAPONÉS Hokkaido, que nos trajo nuestro maestro panero y repostero Ismael, al que ya conocéis por sus creaciones compartidas en nuestro Instagram jejje. Estaba tan rico, que arrancó los gemidos de más de uno de los que asistimos a la estupenda tarde gastronómica.

El broche final lo puso una sopa de miso (Tonjiru) que como Nacho nos contó, es la que utilizan en Japón cuando tienen que alimentar a mucha gente de manera sencilla y nutritiva: la sopa de las catástrofes y que terminamos comiendo con tallarines para cerrar una velada deliciosa e inolvidable, además de muy enriquecedora, que aprendimos muchísimas cosas. Mil gracias a la generosidad de los organizadores del taller (Nacho y Sonia) y a las colaboraciones de Ismael e Ignacio.